viernes, diciembre 30, 2011

No hay marcha atrás...2012

Ojalá tuvieramos la posibilidad de regresar en el tiempo, de cambiar las cosas que nos hubiera gustado hacer de otra manera. Ojalá pudieramos simplemente dar un clic en Rewind. El tiempo poco a poco te enseña que eso es imposible (aunque como buen nerd, no pierdo las esperanzas de que puedan hacerlo en el futuro =)), que la vida se vive minuto a minuto con todo y sus consecuencias. Lo único posible es tratar de que cada uno de los minutos de esta vida cuente, que cada uno de los pasos que das sean guiados por el corazón, que cada una de las cosas que realices estén llenas de pasión, de entrega, de osadía y por supuesto, de autenticidad porque -mientras respetes los derechos de los demás- nada te llena más de satisfacción que aquello que haces para agradarte a ti mismo.

Este año cumplí 33 años, la edad suficiente para entender que el tiempo no se nos viene encima sino que al contrario, somos nosotros quienes le exigimos al "peregrino" -el tiempo antes citado- cosas que aún no nos puede cumplir aunque esto que te digo yo frecuentemente lo olvide. La edad suficiente para aprender que las tristezas le dan a tu alma mucho más de lo que le quitan -una perspectiva-. Para entender el poder sanador del tiempo aunque aún no haya acabado mis tratamientos, para entender que la vida es cíclica como ya he dicho antes en este blog -en otro viaje-, para ser testigo presencial del karma del que hablan los adultos cuando uno es demasiado joven y piensas que la justicia no es sino una tía lejana con pocas intenciones de venir. La edad suficiente para saber que es posible el sexo sin amor pero que con el nunca alcanzarás los orgasmos del alma -aunque los del cuerpo no sean nada despreciables-. Así que a los 33, he tenido el tiempo suficiente para entender un poco mejor al tiempo...y sigo estudiándolo porque como dice un refrán por ahi..."Los hombres se hacen viejos demasiado pronto...y se hacen sabios demasiado tarde"; por eso decidí ser inesperado, seguir mis instintos; finalmente...es la edad más mística que jamás tendré ;).

Este año también estuvo lleno de aprendizaje, lleno de lecciones y experiencias: Recorrí museos, exposiciones, colonias, barrios interesantes, caminé mucho en el DF y aprendí a recorrerlo de ida y vuelta con 6 pesos -en el Metro-, llené mis sentidos de nuevas sensaciones, comí el huitlacoche, los tacos de procedencia indescifrable, leí libros preciosos, me reí con el performance callejero en Coyoacán, visité reservas, nadé en Bacalar, oré en Juquila, me sorprendí en Isla Mujeres y bailé hasta el amanecer en Playa del Carmen. Aprendí que si eres osado, habrá fuerzas poderosas acompañándote. Que es posible agitar conciencias, que es posible mover a otros a actuar cuando tu lo haces de forma sincera, que es posible ganar guerras sin pelear, que la maña es mucho más poderosa que la fuerza, que la amistad es una quimera si es que no ha sido probada en el crisol de la adversidad o del interés personal; que siempre, para bien y para mal, hay personas observando lo que haces; que jamás pasas inadvertido; que la naturaleza es una extensión de uno mismo, que el mundo sigue sorprendiéndome, que me encanta conversar sobre arte, historia o política casi tanto como odio platicar sobre leyes o cuestiones contables, que para comunicarse no se necesitan palabras, que Cooper -mi amigo que aún no les presento y que pronto he de presentarles- es una excelente compañía, que las fotografías deben revelarse, que hay más historia en una sola persona que en todos los monumentos del mundo; que son realmente muchas las cosas que amo de esta vida...y que precisamente por eso me siento incompleto.

Espero de verdad que cada uno de nosotros alcancemos aquello que nos hemos propuesto para este 2012, que Dios esté presente en cada uno de nuestros pasos, que no lamentemos la ausencia de un botón de Rewind, que hagamos cosas para agradarnos a nosotros mismos, que permitamos que nuestra alma crezca, que se expanda; que logremos que cada uno de los minutos de nuestra vida, cuenten para la eternidad.

¿Cuáles son tus propósitos?

domingo, noviembre 20, 2011

Move on...


Buscando mi mochila, miré a mi alrededor...abrí las ventanas y corrí las cortinas; el sol me deja ver las capas de polvo, las telarañas y las grietas viejas; veo las flores marchitas, las goteras y las revistas viejas; las botellas vacías almacenadas. Hice limpieza, tiré los papeles caducados, los oficios muertos, mis dos cuadros de Hopper, subasté mi sofá favorito, quebré mi copa del rey, regalé los libros de Kafka y me ocupé de arreglar las goteras. Me olvidé de las fotos en sepia y también leí el epílogo de un libro anterior.

Me ha llevado tiempo y no es fácil, obviamente no, hay cosas que se empeñan en permanecer descompuestas y hay arreglos que requieren más tiempo, aún así me he puesto mis pantalones de cargo y mis zapatos más cómodos...aún así, he cargado las baterias de mis acompañantes electrónicos, he vaciado las memorias de mi cámara, he preparado café y llenado mi termo...aún así, he escogido un nuevo libro; aún así empezaré mi viaje.

Confieso que estoy entumido, acostumbrado a la media luz y a lo sedentario, a mis rutinas libertarias, a lo conocido; en resumen...acostumbrado a lo acostumbrado, que me gusta la novela histórica; que estoy lento y con poca condición emocional, mental y física...así que supongo, empezaré caminando despacio pero mientras tanto, déjame contarte que ayer mientras buscaba las cosas que me llevo en esta nueva travesía, encontré la bitácora de un viaje anterior, prometo mostrártela en el próximo post.

¿Me acompañas?

viernes, noviembre 11, 2011

Lo necesario...un equipaje ligero.



Hace algún tiempo que no la veo, debe andar por ahí; es normal...quien necesita maletas cuando no se está de viaje? Está roída, desgastada y algo vieja; pero siempre dispuesta a viajar. Una linterna, un termo, una brújula, uno o dos teléfonos móviles, una cobija, unos lentes obscuros, una moleskine, un lapicero azul, una navaja suiza, un buen libro, una botella de plata donde guardo una dosis de whisky y por supuesto, mi cámara fotográfica son los únicos compañeros de mi backpack, infaltables e inseparables.

Hago un rápido inventario mental y me doy cuenta de que todo está en casa...la linterna no tiene pilas pero debe funcionar, el termo guarda café viejo, la brújula algo empolvada apunta al norte, los teléfonos móviles están funcionando, la cobija está guardada y huele a guardado aunque está limpia, los lentes obscuros son algo retro pero la moda nunca fue lo mío, la moleskine aún tiene hojas y el lapicero azul tiene estilo...y ambos como siempre, están a mi alcance; la navaja suiza está afilada, la cámara está enfundada, el zoom y el enfoque funcionan a la perfección y el libro descansa en mis manos. El whisky por cierto...inmejorable.

Sonrío...y es que ya recordé donde está mi vieja backpack.